¿Cuáles son las implicaciones medioambientales de San Valentín?

La industria de las flores cortadas tiene un alto impacto sobre el medioambiente del planeta y de un país tan biodiverso como Colombia, debido a sus métodos de cultivo y transporte. Además, cada flor que se corta puede emitir en la atmósfera hasta 3kg de CO2,  mientras que un solo árbol es capaz de eliminar de la atmósfera hasta 250 kg de CO2 a lo largo de su vida.

El día de San Valentín cada vez es más reconocido en Colombia y supone un importante incremento en la comercialización de flores. Se estima que la industria de la producción de flores a nivel mundial tiene un valor de 64,5 mil millones de euros, siendo San Valentín la fecha con mayor volumen de ventas seguida por la Navidad. A pesar de que la industria proporciona trabajo a miles de personas en los países, la floricultura tiene un costo cada vez más alto para el medioambiente. Según la Asociación Colombiana de Exportadores de Flores (Asocolflores) para este año, Colombia exportará 660 millones de tallos (equivalentes a US$225.000), un 10% más que en 2019 cuando salieron del país cerca de 600 millones de tallos a mercados como EE.UU., Reino Unido, Canadá y México, entre otros.

Pero es precisamente este proceso comercialización, a gran escala, conlleva que durante el proceso de transporte se emitan grandes cantidades de CO2 que puede afectar a la atmósfera.

Las emisiones de carbono asociadas a la floricultura pueden ser de hasta 3 kg de CO2 por flor

Pero más allá del costo de carbono que supone el transporte y la refrigeración de las flores hasta su venta, existe un significativo impacto medioambiental relacionado con los cultivos. En muchas áreas, se necesitan enormes cantidades de energía para cultivar flores que abastezcan la demanda de los consumidores. Este es el caso de países como Inglaterra o Países Bajos, que cuentan con cielos nublados la mayor parte del año. Esto obliga a cultivar las flores en invernaderos, que se calientan mayoritariamente a través de la combustión de gas, liberando grandes cantidades de CO2 a la atmósfera.

Por tanto, la distancia en el transporte de flores cortadas no tiene por qué estar relacionada con una mayor emisión de CO2. Un estudio de la Universidad de Cranfield demostró, por medio de análisis de ciclo de vida, que las rosas vendidas en Reino Unido y cultivadas en Países Bajos emiten 6 veces más CO2 que las rosas cultivadas en Kenia y vendidas también en Reino Unido. Esto supone unas emisiones de hasta 3 kg de CO2 por flor. A pesar de ser países geográficamente más cercanos, lo que disminuye las emisiones de CO2 por transporte, la floricultura en Países Bajos produce un coste de carbono mucho más elevado  debido al intenso cultivo de las flores en invernaderos.

¿Regalar árboles en lugar de flores?

Demostrar amor cada día es más incompatible con la protección el medioambiente. Existen alternativas más duraderas, amables y respetuosas con el planeta, como la plantación de árboles como parte de un proyecto de reforestación. Gracias a plataformas de reforestación profesionales como Tree-Nation, que ya ha plantado más de 130.000 árboles desde el 1 de enero del 2020, los usuarios pueden plantar árboles fácilmente alrededor de todo el mundo. Mientras que cada flor cortada puede llegar a emitir 3 kg de CO2, un solo árbol es capaz de limpiar hasta 250 kg de CO2 a lo largo de su vida. Además, las flores cortadas suelen durar únicamente un par de días, mientras que un árbol puede durar tanto como una relación. Incluso más.