Se estima que para 2024 el valor de los depósitos bancarios en el continente americano sea de $5.6 billones de dólares, cifra que además supera el valor de los depósitos del resto de los continentes.
Hay muchos factores que influyen en la selección de plataformas digitales ante un ecosistema digital amplio y potente.
Este ecosistema incluye asociaciones con proveedores de tecnología financiera (fintech), plataformas de pago, servicios de identidad digital, y mucho más.
La integración fluida con estos servicios externos permite a las instituciones financieras ofrecer una gama más amplia de productos y servicios a sus clientes, mejorando su competitividad y capacidad de respuesta a las tendencias del mercado.
Ante eso, ¿cómo elegir la mejor plataforma de banca digital?
Primero: el respaldo, el ecosistema y la trayectoria del proveedor. Es tentador irse con promesas y gimmicks, pero no hay ningún sustituto para la solidez de un proveedor en el contexto de una institución financiera cuyo mayor valor es la confiabilidad y la reputación. Cuando una institución falla en esos temas, su relación con sus clientes se puede dañar permanentemente.
En segundo lugar, contar con las capacidades necesarias para la banca de hoy y de mañana en materia de escalabilidad, seguridad y cumplimiento.
Además, no olvidar que uno de los temas más importantes es que la plataforma sea capaz de mantenerse adelante de los posibles riesgos de fraude o ciberseguridad, mismos que también están cambiando y volviéndose más sofisticados.
En tercer lugar, pero no menos importante, es enfocarse en la compatibilidad con la operación. Una plataforma que pueda integrarse de manera fluida a través de APIs no solo evita interrupciones en los servicios bancarios, sino que ahorra costos y agiliza el desarrollo de nuevos productos o servicios.
De acuerdo con Tory Jackson, director de Desarrollo y Estrategia de Latinoamérica en Galileo Financial Technologies, la arquitectura de Cyberbank Digital está basada en microservicios y APIs, lo que ofrece una flexibilidad y escalabilidad extraordinarias a la banca digital.
“Esta arquitectura modular permite a los bancos e IF añadir, actualizar o reemplazar componentes específicos de la plataforma sin afectar el funcionamiento general del sistema”, expuso.
La orientación hacia APIs facilita la integración con sistemas existentes y nuevos, permitiendo a las instituciones financieras adaptarse rápidamente a las cambiantes demandas del mercado y a las innovaciones tecnológicas.
Además, esta estructura soporta un desarrollo más ágil y eficiente, reduciendo el tiempo de comercialización para nuevos productos y servicios.
En conclusión, la selección de plataformas digitales por parte de las instituciones financieras está influenciada por múltiples factores, entre los cuales destacan la amplitud y potencia del ecosistema digital, la capacidad de proporcionar experiencias de cliente personalizadas y empáticas, las robustas capacidades de recopilación y transformación de datos, y una arquitectura basada en APIs y microservicios.