Uruguay presenta distintas propuestas para divertirse y descansar entre amigos o en familia: criollas, cabalgatas por las sierras, relajarse en las termas de agua caliente o vivir una aventura náutica en el Corredor de los Pájaros Pintados, entre otras opciones.
Cada vez son más los destinos en Uruguay que, cuando el frío del invierno se hace más intenso, ofrecen una gran diversidad de propuestas para sentir el calor de la familia y los amigos.
En este sentido, hay actividades tanto al aire libre como en espacios cerrados, como bien pueden ser las distintas estancias y cascos históricos que existen en el país con una propuesta de “porteras abiertas” para recibir visitantes y mostrar, junto a una ardiente estufa a leña o bien al trote de un caballo criollo, cómo viven y trabajan los hombres y mujeres del campo uruguayo.
El turismo rural se desarrolla tanto en grandes estancias turísticas como en pequeñas granjas familiares que comparten, como denominador común, la hospitalidad de su gente.
Cerca de 120 establecimientos son los que, actualmente, se dedican al turismo y algunos de ellos poseen cascos con más de 200 años de historia y una amplia oferta de instalaciones y servicios; otros, en cambio, son casas de pequeños productores rurales que seducen por la sencillez de sus propuestas.
Tibias aguas relajantes
Otro destino imperdible para esta época del año está en los departamentos de Salto y Paysandú, donde existe una amplia zona termal que surge del Sistema Acuífero Guaraní, uno de los recursos hídricos subterráneos más importantes del planeta. Las aguas emergen a temperaturas que oscilan entre los 38°C y los 46°C, resultando placenteras para disfrutar, en pleno invierno, de piscinas abiertas.
En los complejos termales las alternativas de alojamiento son diversas y van desde camping o sencillas cabañas hasta hoteles cinco estrellas.
Por ejemplo, en Almirón están las únicas termas de agua salada en la región. En Arapey -el complejo más antiguo-, en un predio de más de 250 hectáreas, hay piscinas abiertas, techadas y semicubiertas.
En Daymán, además del parque municipal que cuenta con piscinas con temperaturas reguladas de acuerdo a la estación, hay complejos privados y un parque de juegos. Por su parte, en Guaviyú, sus piscinas abiertas y cubiertas están rodeadas de un paisaje exótico de palmeras Yatay.
En Salto Grande puede disfrutarse de las termas en un hotel cinco estrellas, ubicado en un inmenso parque que ofrece recorridos en bicicleta o a caballo. Finalmente, en San Nicanor están las únicas termas ubicadas en un predio privado, allí el turista puede alojarse tanto en el casco histórico de la estancia como en bungalows o en un camping.
Mercados gourmet
Mercado Ferrando- Montevideo: Para quienes el frío del invierno es una excusa ideal para salir a comer, no pueden dejar de visitar los distintos “mercados gourmet” que vienen surgiendo en Montevideo en los últimos años, como por ejemplo el Mercado Ferrando -ubicado en el barrio Cordón-, con muchos emprendimientos gastronómicos independientes, o bien Sinergia Design, un espacio de cowork orientado a innovar experiencias de diseño, gastronomía, cultura y eventos.
Mercado del Puerto, Montevideo: En el casco antiguo de la ciudad, se puede degustar la tradicional parrilla uruguaya. Otro sitio de gran atractivo es el Mercado Agrícola de Montevideo (MAM), en el que funciona, bajo una enorme estructura de hierro principios de siglo XX, un gran mercado de frutas, verduras, productos gourmet, tiendas especializadas y plaza de comidas con gran énfasis en la identidad local.
Pero más allá de estos centros y espacios comerciales cerrados, con un buen abrigo a cuestas y la iniciativa de dejarse llevar por la ciudad, Montevideo en invierno ofrece paseos al aire libre de gran interés turístico, como por ejemplo las tradicionales ferias barriales de Villa Biarritz, Parque Rodó y Tristán Narvaja, una de las más visitadas por los turistas por su característico perfil de mercado de pulgas en el no hay objeto que no pueda conseguirse, y más si se tratan de libros, vinilos y antigüedades.
Lo mismo sucede con expresiones artísticas cuya impronta e identidad son ineludiblemente nacionales, como el candombe, la murga, tango y las milongas, así como también el fútbol, una pasión que también se manifiesta en todas las estaciones del año y donde se conjugan una infinidad de emociones que rememoran hazañas celestes de todos los tiempos.