El papel de la industria de la construcción en la reanudación de la economía latinoamericana

Por: Ximena Rico, Gerente de Desarrollo de Negocios de Autodesk Latinoamérica.

La pandemia nos ha hecho reflexionar sobre muchas cosas, entre ellas, nuestra relación con el mundo y con la sociedad, así como nuestra dinámica laboral y de consumo. ¿Cómo podemos tener un balance entre la productividad laboral y la calidad de vida? ¿Cómo podemos recuperar el medio ambiente y cuidar los recursos naturales? ¿Cómo podemos garantizar el acceso a servicios básicos para toda la población? Una de las posibles respuestas, que se hizo evidente ante la situación, es a través del uso de la tecnología. La tecnología nos permite ser más eficientes, más eficaces, nos permite mantenernos conectados sin importar en dónde estamos, nos permite analizar información, comparar y optimizar el uso de nuestros recursos. Sin tecnología, la situación por la cual atravesamos hubiera sido otra.

La industria de la construcción es una de las menos tecnificadas y una de las que más impacto tiene en la vida de todos.  Sin esta industria no tendríamos vías, hospitales, sistema eléctrico, sistema de aguas, aeropuertos, etc. Y al ser una de las menos tecnificadas, es también responsable de algunas de las cifras más impactantes.  De acuerdo con la ONU y con varios estudios internacionales, la operación y construcción de edificios genera el 38% de todas las emisiones de CO2 relacionadas con la energía; consume más del 50% de los materiales extraídos, genera el 19% de los gases efecto invernadero y el 30% de los materiales utilizados terminan siendo basura. Con el crecimiento estimado de la población (10 billones de personas en el 2050) y el consecuente aumento de las obras de vivienda e infraestructura para satisfacer las necesidades, estas cifras irán al alza.

La crisis económica generada por la pandemia, demanda medidas especiales para acelerar la reactivación económica y uno de los principales detonadores es sin duda alguna, la industria de la construcción. Conscientes de esto, los gobiernos de algunas regiones del mundo, como EE.UU., Reino Unido, Brasil, Colombia entre otros, están incrementando el presupuesto asignado a obras de infraestructura.  En días pasados el presidente de EE.UU., Joe Biden aprobó 1.2BN para apoyar el plan de infraestructura. La Unión Europea anunció el plan de infraestructura más ambicioso de su historia con una inversión de €806.9 billones. El gobierno brasileño anunció un incremento presupuestal para los proyectos de infraestructura por US $5.500 millones y más de US $40.000 millones en alianzas con el sector privado hasta 2022. El Banco Mundial aprobó un préstamo por US$500 millones al gobierno colombiano para mantener la provisión de servicios esenciales y el acceso a la infraestructura básica, promover el desarrollo de infraestructura resiliente y sostenible para la recuperación de la economía tras la pandemia, y financiar la infraestructura sostenible a largo plazo.

Necesitamos cambiar la manera en la que construimos, reactivar la economía y mejorar la calidad de vida de las personas y las 3 cosas se pueden lograr transformando la industria de la construcción a través del uso de la tecnología.  BIM (Building Information Modeling) es una metodología que permite construir digitalmente antes de construir en la vida real, optimizando el trabajo a través de esquemas colaborativos, minimizando el desperdicio y asegurando la optimización de los recursos económicos.

Según una reciente encuesta de la FIIC (Federación Interamericana de la Industria de la Construcción), el 69% de las empresas latinoamericanas del sector realizaron acciones dirigidas a implementar BIM entre 2019 y 2020. El número debería crecer pronto, ya que 37,9% de los entrevistados clasificaron como alta la importancia del tema para los próximos 5 años.

Esta transformación de la industria conlleva un beneficio adicional: el desarrollo de nuevas oportunidades de trabajo y el desarrollo de nuevas habilidades laborales en la población. Se están demandando nuevos roles y los oficios tradicionales empiezan a requerir capacidades diferentes. Estos cambios implicarán más preparación, mejores sueldos y con ello, mejor calidad de vida para la población.

Necesitamos ver más gobiernos apoyando la reactivación económica a través de la infraestructura; apoyando el desarrollo de nuevas habilidades en la población; contribuyendo a incrementar la productividad de su industria local y ocupados en elevar la competitividad mientras cuidamos el medio ambiente y los recursos naturales.  Hoy existe la tecnología para hacerlo.  Solo necesitamos la decisión de los gobernantes para impulsar el cambio.