Nicolás Vélez es el guardián que construyó este lugar en San Francisco, Cundinamarca.
Más de 450 personas se han hospedado ahí en los dos años y medio que lleva abierto El Sendero.
El Sendero está abierto solo los fines de semana programados para los retiros.
Nicolás Vélez, de 41 años, construyó hace cuatro años El Sendero, pero solo hasta el 2022, recibió a los primeros huéspedes que vivieron la experiencia y por dos años y medio, ha ayudado a la transformación de las vidas de las personas. Este bogotano estudió finanzas, economía y administración de empresas. Su familia hace parte de la industria petrolera del país, donde Nicolás tenia un puesto asegurado, pero renunció a lo que muchos llamarían una vida de privilegios, por seguir con su propósito personal: ayudar a transformar vidas.
El concepto de El Sendero nació del trabajo personal de más de 6 años del propio Nicolás, que después de un retiro de silencio que hizo en 2020, donde cuestionó su vida, decide finalmente construir este espacio de introspección. Por eso, las cinco cabañas están ubicadas en la mitad del bosque nativo de San Francisco, Cundinamarca, para que, a través de la naturaleza, las personas se conecten con el lugar y entiendan en qué momento de sus vidas están.
“El retiro de silencio que hice en el 2020 fue un punto de inflexión muy importante para mi vida. Venía de unos años muy difíciles, de mucha confusión, de mucha pelea conmigo mismo y con mi entorno y parar de esa manera tan abrupta y profunda fue muy difícil, duro y doloroso; a la vez la experiencia más sanadora, reconfortante y expansiva que he tenido en la vida. Durante ese retiro de silencio me vi enfrentado a mi cuerpo, a mi mente, a mis emociones ya mi alma”, afirma Vélez, quien se define como el guía de El Sendero.
475 personas han asistido al ‘Retiro, no retiro’ de El Sendero, el taller que Nicolás dicta cada fin de semana. “Se llama así por el sentido que cada uno leda al llegar, por cada historia y diferentes heridas por sanar, por el reto a vivir una experiencia a partir del silencio, el compartir con los demás, la comida, la meditación y el sonido, impactando de manera diferente a través del renacer. Si una persona desea ir entre semana no puede, porque solo abrimos de viernes a domingo, o lunes, si es festivo para recibir a las personas que van a hacer su retiro, por eso lo llamo ‘hotel, no hotel’”.
Para Nicolás, lo más interesante de su vida no reside en sus logros visibles, sino en su viaje interior, su capacidad de vivir más libre, conectado consigo mismo y con los demás, para seguir esparciendo su ‘medicina’ de introspección al mundo. Su visión del éxito se centra en vivir desde el corazón y conectar su esencia con su oficio y relaciones, más allá de la parte económica, por eso El Sendero le recuerda al terminar cada retiro que es un aprendiz eterno.
“Siempre, después de cada experiencia, tengo muchos comentarios que me marcan. Me parece mágico ver cómo las personas se dan cuenta de que tienen el poder y la capacidad de emprender las transformaciones que desean. Ese es el mayor testimonio de sanación que recibo. Simplemente, que todo está dentro de uno mismo”, afirma Nicolás, quien es certificado en forest therapy & nature mindfulness y Medicina Energética Chamánica.