Ver interactuar a un niño con dispositivos tecnológicos nos parece una situación común; incluso, nos llama la atención la facilidad con la que los utilizan y cómo se desenvuelven en el ecosistema digital, pues cuentan con la capacidad de tomar un smartphone o una tablet y consumir contenidos de todo tipo, muchas veces, sin la orientación de alguien más.
En Colombia, son miles los niños que tienen la posibilidad de conectarse a la red. Según la Encuesta Nacional de Calidad de Vida (ECV) 2017, la conexión a Internet pasó de 45,8% en 2016 a 50,0% en 2017. A su vez, 44,3% de los hogares manifestaron tener algún tipo de computador (computador de escritorio, portátil o tableta). Por lo que es importante que los padres conozcan y entiendan los beneficios y los riesgos que los niños pueden tener al hacer uso de la tecnología en sus procesos educativos.
“Es importante que cuando un niño haga uso de dispositivos los padres fijen tiempos de conexión y aseguren un acompañamiento. Hay aplicaciones o juegos que ayudan a fortalecer habilidades educativas, por lo que la tecnología se convierte en un aliado”, asegura Leonardo González, Gerente de Relaciones Públicas de Samsung
La tecnología en los procesos de educación
Actualmente, las nuevas generaciones necesitan de la articulación de la tecnología con la educación para motivar la exploración, indagación y el acceso a la información que puede ser crucial para su proceso de desarrollo. Por esto, contar con una sana intervención tanto de los padres como de los profesores, basada en la comunicación y la enseñanza, es en lo que hay que poner especial atención a la hora de desarrollar actividades que incorporen el uso de innovadoras plataformas.
El reto actual consiste en empoderar a la juventud para que despierte su creatividad y se apasione por su educación y crecimiento, lo que genera un desafío para los padres y educadores, pues es necesario que a través del uso responsable y consciente de la tecnología, se incentive el interés de los menores por aprender de una manera conectada, respetando y dando la misma importancia a los momentos de desconexión.
“Es importante vincular las diferentes habilidades que se quieren desarrollar con preguntas e inquietudes que generen esa curiosidad en los niños, con ejemplos de la vida real, para asociarlos a un contenido digital específico. Los niños que interactúan con la tecnología de manera moderada muestran positivos resultados académicos”, agrega Leonardo González.
Balance entre lo online y lo offline
A medida en que los niños pasan más tiempo conectados, más aumenta su sensación de soledad. Por esto, es importante que los menores aprovechen el tiempo en otras actividades, sean lúdicas o físicas y que no impliquen del todo la utilización de equipos y herramientas tecnológicas para que despierten su curiosidad, desarrollen sus habilidades, y sobre todo, aprendan a interactuar con otros niños y/o adultos en un escenario no virtual.