Las residencias universitarias más que un lugar de alojamiento para estudiantes, deben ser un espacio en el cual los jóvenes vivan una experiencia en la cual se sientan acompañados en todos los aspectos. Esta es una de las conclusiones del primer Encuentro Internacional de Residencias Universitarias que se llevó a cabo en Bogotá del 13 al 16 de septiembre en CityU, primera ciudadela universitaria del país, y entidad que tuvo a cargo su organización.
Para los representantes de universidades de México, Estados Unidos y Colombia, quedó claro también que los estudiantes que viven en residencias universitarias tienen un mejor desempeño académico que aquellos que viven en otros formatos.
De acuerdo con Laura Rocío Dávila Villanueva, Coordinadora de Alojamiento de la Universidad de Monterrey, lo más importante de las residencias estudiantiles es su capacidad para acompañar a sus residentes. “Nuestro modelo formativo es de acompañamiento. Contamos con un área de bienestar estudiantil a través del cual estamos muy pendientes de sus horarios, incluso de su desempeño académico. Manejamos 227 habitaciones dobles. Llevamos 13 años de experiencia”.
En ese sentido, Fidel Tena, representante del Tecnológico de Monterrey de México, considera que la experiencia ofrecida por las residencias debe responder al ritmo de los estudiantes, y llamó la atención sobre la generación de los “centenios”, nacidos en el año 2000, “quienes muestran una gran tendencia a aislarse. Tenemos la responsabilidad de estar bien preparados para dar acompañamiento de valor a estos muchachos”.
Lo que se puede lograr gracias a que las viviendas universitarias de hoy están diseñadas para ser parte de la vida de los estudiantes. “Los estudios que hemos realizado indican que los estudiantes que viven dentro de la universidad y/o en ambientes universitarios, tienen mejor promedio que aquello que viven en otros formatos o incluso con sus familias. Notamos un vínculo más fuerte entre lo académico, lo social y el desarrollo personal”, expresó Neudy Carolina Núñez, directora de Apoyo Académico y Comunidades de Aprendizaje de la Universidad del Sur de la Florida en USA.
Los participantes coincidieron en que lo más importante es entender que el estudiante no solamente aprende en el salón. Cada estudiante aprende con las experiencias de la nueva comunidad a la que pertenecen, de las actividades culturales, de la conversación con sus compañeros, del intercambio de costumbres.
Desde la óptica de Juan Sebastián Jaramillo Rincón, de la universidad de EAN, el crecimiento del nuevo concepto de residencias estudiantiles en Colombia, obedece a que los jóvenes encuentran en ellas mayor calidad de vida, lo que privilegia el desarrollo académico y, lo que es notorio, encuentran compañía, pares que los orientan y muchas actividades diseñadas para l estudio, la recreación, la interacción”.
Hans Selsted, de la universidad Santo Tomás de Colombia, destacó el valor de la nueva experiencia de los estudiantes en una comunidad universitaria en la que hay profesionales al tanto de ellos las 24 horas del día. “Es un esquema de gran valor, en momentos en que hay un mercado creciente en la región de estudiantes que vienen a países como Colombia porque tenemos universidades acreditadas que se complementan muy bien con formatos como el que ofrece CityU”.
La seguridad es otro aspecto destacado. Para Javier Nieto Téllez, Gerente de CityU, “el diseño de esta ciudadela universitaria, además de tener un ambiente muy sano y sumamente agradable, cuenta con altos estándares de seguridad que es una de las variables que más buscan los padres de familia al igual que la posibilidad de que sus hijos interactúen con personas de otras regiones y de otros países con lo cual mejora el relacionamiento y enriquece de manera importante el proceso de formación”, expresó el directivo que sumó su experiencia a la de sus invitados en cuento a que los jóvenes cuenten con un esquema de acompañamiento en el que ellos interactúan. “Contamos con el área de vida residencial que está encargada de poyar a todos los residentes, a los que llegan a Bogotá, optimizando el proceso de adaptación, generándoles un ambiente de confianza y cercanía, para que vivan la experiencia de la mejor manera, permitiendo que los estudiantes mejoren su rendimiento académico”.