Estafa en redes sociales: cómo evitar ser víctima de un cibercrimen

La modalidad creció exponencialmente en dos años de pandemia y a pesar de la evolución digital del país, empresarios y ciudadanos son víctimas habituales de fraude online y robo de identidad en canales sociales.

Si cree que solo las personas mayores y que poco entienden del tema son las únicas que resultan estafadas a través de actividades ilícitas en redes sociales, entonces probablemente usted sea un buen objetivo. Los estafadores saben cómo detectar ese tipo de sentimiento y les encanta cuando las potenciales víctimas se relajan y bajan la guardia. Esto les ahorra mucho esfuerzo.

Según cifras del Centro Cibernético de la Policía Nacional, en los primeros cuatro meses del año se han reportado más de 300 estafas relacionadas con ventas y/o compras en redes sociales. Todo, porque a través de las redes sociales diferentes ‘influencers’ o supuestos expertos se dedican a recomendar plataformas de inversión, muchas de las cuales no están reguladas o vigiladas por los entes encargados, lo cual es un caldo de cultivo para decenas de estafas.

A nivel global la situación no es mejor. Un informe de la Comisión Federal de Comercio de los Estados Unidos (FTC), señaló que durante 2021, los usuarios de redes sociales, en el mundo, fueron víctimas de actividades fraudulentas, por el orden de los US$770 millones. Además, en más del 70% de estos casos, las personas dijeron que hicieron su pedido después de ver un anuncio, pero jamás recibieron la mercancía.

Por esta razón, en este artículo, PJ Rohall, del equipo de expertos en materia de fraude de Featurespace, explora cómo los estafadores identifican objetivos en las redes sociales y se aprovechan de las vulnerabilidades emocionales y psicológicas de dichas víctimas.

Todos los seres humanos somos vulnerables

Todos tenemos vulnerabilidades emocionales y psicológicas. Eso es solo una parte del ser humano. En los últimos dos años, algunas de esas vulnerabilidades se han puesto de manifiesto y los estafadores juegan con todos esos miedos, porque:

• Las personas se han sentido solas y aisladas durante las cuarentenas, además de ansiosas por su salud y la salud de sus seres queridos.

• Las personas se preocupan por la estabilidad financiera.

• Las personas sienten que han perdido oportunidades en el ámbito social.

Lo que es diferente ahora es que las redes sociales permiten a los estafadores descubrir los miedos que tiene la gente. Dejamos suficientes pistas en las redes sociales para que un estafador interesado pueda crear un perfil de nosotros y nuestras actividades. Todo lo que tiene que hacer el estafador es tender la trampa.

Cómo las redes sociales les dan a los estafadores una ventaja adicional

La naturaleza misma de las redes sociales permite que las estafas prosperen. Con tantas plataformas y tantas personas siempre en línea, las oportunidades abundan las 24 horas del día, los 7 días de la semana.

Los estafadores también pueden escalar sus ataques. Alguien que ejecuta una estafa romántica en Tinder puede tener 100 conversaciones en esa aplicación. Una estafa telefónica, por el contrario, limita al estafador a una conversación a la vez.

Además, las redes sociales no están tan fuertemente reguladas como, por ejemplo, un banco. Eso es tanto un problema de escala como un problema de voluntad. El reciente escándalo de Facebook reveló cuán infructuosa ha sido esa plataforma para erradicar el discurso de odio, especialmente entre los usuarios que no hablan inglés. Si los lavadores de dinero están reclutando mulas de dinero en farsi, ¿cuál es su riesgo real de detección?

Y aquí está el golpe de gracia: un importante y creciente cuerpo de investigación sugiere que las redes sociales tienen un impacto negativo en nuestro bienestar mental, emocional y físico. Estas redes refuerzan las mismas vulnerabilidades que nos hacen susceptibles a las estafas.

¿Cómo pueden los bancos combatir este tipo de fraude?

Es muy importante saber que la responsabilidad de la prevención de fraudes y estafas no puede recaer de lleno en el cliente bancario. Los clientes tienen un cierto nivel de responsabilidad cuando manejan su dinero y sus datos, pero claramente aún existen vulnerabilidades.

Las empresas de redes sociales deberían hacer más para evitar que los estafadores exploten sus plataformas y parte de la responsabilidad debería recaer sobre ellos, lamentablemente aún no están haciendo lo suficiente. En ausencia de un cambio legislativo masivo, no se puede confiar en las empresas de redes sociales para combatir el fraude financiero.

Idealmente, será necesario que las personas, los grupos y las industrias desempeñen un papel para frenar las estafas, pero en este momento eso deja a las instituciones financieras con la carga de lo que resulta de estas estafas. Es por esta dinámica que construimos ARIC Risk Hub, una plataforma que ofrece múltiples soluciones para evitar el fraude empresarial y los delitos financieros, utilizando desarrollos patentados de Featurespace sobre aprendizaje automático, Adaptive Behavioral Analytics y Automated Deep Behavioral Networks, que reconoce a los clientes genuinos sin bloquear su actividad.