En el Adobe Sign Tour, se debatió sobre el panorama y la relevancia que gana la firma electrónica en Latinoamérica, gracias a sus características de seguridad.
Los países de la Región han enfilado baterías a procesos de digitalización donde la firma electrónica resulta ser una aliada estratégica para cumplir sus objetivos.
Un estudio encargado por Adobe revela que el 60% de los líderes de negocios y tecnología creen que las firmas electrónicas son un requisito fundamental para respaldar la continuidad y agilidad de los negocios.
Adobe convocó a profesionales, ejecutivos, canales, calígrafos, grafólogos, influenciadores, y periodistas para el Adobe Sign Tour, una gira por Latinoamérica que llegó a Colombia con extensión a Perú, Ecuador y a la Comunidad Andina. Estos encuentros tienen como objetivo debatir sobre las ventajas de la firma electrónica en organizaciones, países y diferentes sectores económicos.
El evento expuso la ciencia de la grafología, el entorno del significado de la firma digital y electrónica y tips de caligrafía. Además, contó con la presencia de Félix Orozco, grafólogo científico, especialista en grafología forense, quien analizó la firma de los asistentes mostrando ¿Qué dice tu firma de ti?
Respecto a procesos de documentos digitales en el país, Colombia ha atravesado diferentes transiciones, la más reciente es el avance de la cedula digital con la cual los colombianos pueden realizar transacciones, identificarse en medios electrónicos y habilitar su identidad digital en dispositivos móviles. De hecho, según la Registraduría Nacional ya se entregaron 5.436 documentos digitales a ciudadanos, bajo los más altos estándares mundiales en materia de seguridad.
De otra parte, se ha presentado un fuerte debate por el artículo 44 de la Ley Estatutaria del Código Electoral, en el que se plantea que la Registraduría Nacional del Estado Civil se apropie de la identificación digital y autenticación de todos los colombianos por los diferentes medios tecnológicos de firma digital. Lo que le permitirá tener control sobre la autenticación de datos biométricos de los ciudadanos en cualquier escenario pensado.
Al respecto, Eduardo Jordao, Senior Channel Account Manager at Adobe, explicó que “la travesía de la digitalización a la que están direccionando los gobiernos, organizaciones y distintas industrias, será exitosa al contar con el apoyo de la firma electrónica pues les brinda agilidad a los procesos, además de garantizar la seguridad de no alteración de los documentos y de la identidad del suscriptor. Asimismo, brinda una movilidad en el acceso a los documentos”.
De hecho, un estudio encargado por Adobe a Forrester, denominado ‘Procesos de documentos digitales en 2020: Un enfoque sobre las firmas electrónicas’, revela que por cada flujo manual que se migra a digital se genera un ahorro de seis dólares.
La exigencia es la nueva realidad
Ahora, la firma electrónica permitirá que las personas y las compañías desde su dispositivo móvil, firmen un contrato para, por ejemplo, el alquiler de una casa, comprar un carro y abrir una cuenta bancaria sin tener que salir de casa o estando desde su oficina, pero con la certeza de que al finalizar el flujo de firma recibirá el documento final firmado, sin permitir cambios y con una declaración de la identidad del suscriptor, todo con la calidad garantizada de Adobe Sign.
Así, “proporcionar a los clientes firmas electrónicas, protege los ingresos de las organizaciones y abre oportunidades. La demanda de servicios digitales se está intensificando y las organizaciones deben ser capaces de responder. El informe descubrió que el 21% de los clientes se encuentran en riesgo debido a la falta de alternativas digitales para brindarles servicios durante la pandemia y un 35% de los ingresos están el peligro”, explicó Jordao.
Sin embargo, en el caso de las organizaciones que utilizan exclusivamente procesos de documentos digitales, se detalla que el 47% de los encuestados informó que estas soluciones permiten a su organización buscar oportunidades y ganar nuevos clientes a la luz de la pandemia, en comparación con solo el 9 % de las organizaciones con capacidades mínimas de documentos digitales.