La capacidad de elaborar modelos turísticos sostenibles también debe ser un valor agregado de quienes hagan parte de la industria.
Se debe dejar de lado el enfoque de turismo basado en buscar una gran cantidad de personas y replantearlo con innovación para enfrentar una nueva era.
La esperanza para que el sector turístico -claramente- uno de los más golpeados por la pandemia empiece una reactivación fuerte está centrada -en gran medida- por el inicio de la vacunación masiva en diferentes partes del mundo. Así mismo, El Comité Mundial de Crisis para el Turismo realizó su primera reunión este año y está trabajando de la mano de entidades como la Organización Mundial de la Salud para cumplir objetivos que contribuyan a esta meta general.
Ahora, sin duda, los actuales y futuros profesionales del sector deberán prepararse para abordar los nuevos modelos y condiciones que exige el mercado, pues se estima que la normalidad como la conocíamos antes no regresará en viajes internacionales y -en gran medida en los domésticos- hasta el 2024, según Organización Mundial del Turismo.
Entonces la incógnita es: ¿cómo preparar al talento humano y en qué enfoques hacerlo? Un conversatorio de Ostelea, Escuela de Management en Turismo, abordó estas dudas donde participaron diferentes expertos en la materia para debatir sobre el asunto.
El primero en tomar la palabra fue Alejandro Sepúlveda, quien desde su punto de vista se mostró entusiasmado al constatar que, a pesar del momento que vive la industria, el interés por realizar estudios en turismo no ha decrecido, contrario a lo que se podía pensar. De igual manera, expresó que han hecho una apuesta por la formación hibrida, eso significa que gracias a las nuevas tecnologías se han incorporado estudiantes que han tenido la oportunidad de asistir de manera presencial a las clases, mientras que otros alumnos lo han hecho desde plataformas digitales gracias a que se conectan desde distintas partes del mundo.
Ahora, entrando en materia sobre el talento humano, habló de hacerle frente a un nuevo panorama trabajando desde la inteligencia y la sostenibilidad, donde la “economía del dato” es fundamental para formar profesionales del futuro en inteligencia turística y, esto significa, que deben aprender a manejar herramientas cuantitativas ya que la formación en turismo ha carecido de ello durante mucho tiempo.
“Las habilidades blandas como la resiliencia, resistencia al estrés, responsabilidad individual, compromiso, motivación, autodisciplina, autoconfianza, empatía, asertividad, capacidad de comunicación, resolución de problemas, capacidades analíticas y trabajo en equipo, entre otras, también marcarán la diferencia del futuro profesional del sector turístico y hotelero”, puntualizó Sepúlveda.
Por su parte, Pau Pitarch, director máster universitario en dirección hotelera de Ostelea, se mostró en sintonía y comentó que en el turismo está la misión de formar al talento humano en habilidades relacionadas con la resiliencia, adaptación al cambio e innovación, pero sumándole que deben tener los conocimientos para aprovechar la información que el mundo digital les entregará y así sacar provecho para lanzar nuevos productos, ya que la coyuntura está generando una transformación en el mercado de oferta ante la baja demanda; eso da como resultado una oportunidad para que las empresas y los profesionales desarrollen modelos más adaptables y sostenibles.
Anexó, que aconseja trabajar para buscar la integración de la sostenibilidad, el capital humano y la experiencia. “Un gran desafío será ver cómo somos capaces de desarrollar perfiles altamente adaptables; en la parte humana para la gestión de la operación, gestión del hotel y -en general- el talento para que ellos no tengan una frustración por no encontrar soluciones en el largo plazo en temas como el cambio climático”.
Claudio Milano, director máster universitario gestión turística sostenible de recursos y destinos, quien también acompañó al panel de expertos de Ostelea, quiso hablar de los desafíos basados en la necesidad de elaborar modelos sostenibles que interactúen con modelos digitales y los nuevos retos tecnológicos.
Milano, adujo que es el momento de hablar de la aplicación de la economía circular en el sector, pero, sobre todo, hablar sobre lo que nos ha traído a vivir la situación actual y allí aseveró que es el mal aprovechamiento de los recursos naturales, desde allí se podrá abordar -realmente- la resiliencia, innovación, sostenibilidad y la digitalización, para que los nuevos profesionales traten el futuro y superen las nuevas crisis que vendrán con los años.
“Por eso cuando se toca el tema de soft skills y de resiliencia, tenemos que hablar de preparar esos nuevos profesionales en modelos turísticos polifuncionales, por ejemplo, el sector hotelero tuvo que reconvertir algunos espacios en coworking para cubrir una demanda doméstica que tenía que ver poco con la demanda turística, esos modelos polifuncionales tendrán que abarcar modelos innovadores, sostenibles y abiertos a la digitalización y tecnología”, aclaró Milano.
María Martínez, directora académica de Ostelea, centró su participación en reafirmar la necesidad que tendrán los nuevos profesionales en desarrollar una serie de habilidades blandas que no solo tienen que ver con capacidades técnicas, sino que, además, tener la capacidad de imaginarse nuevos productos turísticos, implementar gestiones distintas de los destinos que no estén basadas en los modelos de volumen (masas/cantidad) sino que estén enfocados en el desarrollo de sectores y perfiles específicos, es decir, turistas que desean viajar a un determinado contexto o quieren estar en un hotel en específico, porque tienen unas características en particular.
Para concluir, Martínez cerró planteando una gran pregunta que deberá hacerse la academia y es cómo educar y qué enseñar en las escuelas de turismo, para que el talento humano del siglo XXI esté preparado dentro de un contexto de cambio rápido, que lleva a la transformación constante en los modelos en medio de una creciente digitalización con tecnologías como el big data, la inteligencia artificial y hasta la internacionalización de los procesos.