¿Instagram está afectando la salud mental de los jóvenes? Una experta nos cuenta.
En la actualidad, Instagram se ha convertido en una de las plataformas más influyentes entre los jóvenes, moldeando no solo sus interacciones sociales, sino también su percepción de sí mismos y del mundo que los rodea.
Pero esta exposición constante a imágenes idealizadas y contenidos cuidadosamente publicados ha generado un fenómeno preocupante: el aumento del perfeccionismo y sus efectos adversos en la salud mental. Para profundizar en esta problemática, Tatiana Lacruz Gascón, directora académica del Máster en Trastornos de la Conducta Alimentaria y Obesidad de la Universidad Europea, aborda cómo la constante comparación social y la búsqueda de estándares inalcanzables pueden llevar a los jóvenes a experimentar ansiedad, baja autoestima y una visión distorsionada de su propia imagen y logros.
Los jóvenes, especialmente los adolescentes, se encuentran en una etapa vulnerable donde buscan cumplir con estándares de belleza y éxito poco realistas, este deseo de replicar lo que ven en las redes sociales puede intensificarse en aquellos que ya presentan rasgos perfeccionistas. Según estudios recientes, el uso intensivo de Instagram está correlacionado con una mayor preocupación por la apariencia física y el perfeccionismo orientado hacia los demás.
Uno de los aspectos más perjudiciales del uso de Instagram es la comparación social. Lacruz Gascón explica que «los usuarios tienden a comparar sus vidas cotidianas con momentos seleccionados y editados que otras personas publican». Esta comparación puede llevar a sentimientos de inferioridad y baja autoestima, una autocrítica excesiva, ansiedad y síntomas depresivos que terminan siendo cíclicos cuando los jóvenes se ven atrapados en la comparación constante. La presión por alcanzar ideales inalcanzables puede resultar en una visión distorsionada del propio cuerpo y logros, afectando gravemente el bienestar emocional.
Ante este panorama, Lacruz Gascón propone varias medidas que las plataformas como Instagram podrían implementar para mitigar el impacto negativo del perfeccionismo. En primer lugar, sugiere una mayor regulación del uso de filtros, destacando la importancia de señalar cuando las imágenes han sido alteradas digitalmente para promover una mayor transparencia. Además, considera fundamental incorporar herramientas para el bienestar mental, como recordatorios para pausas digitales, lo que podría ayudar a los usuarios a desconectarse y reflexionar sobre su uso de las redes. También insiste en que la plataforma debe ofrecer contenido educativo que informe sobre los efectos de la comparación social y problemas relacionados con la autoestima.
La profesora de la Universidad Europea también menciona cómo ciertos tipos de contenido pueden contribuir a problemas de autoestima: «Los contenidos que muestran cuerpos extremadamente delgados o estilos de vida lujosos, a menudo sin transparencia sobre los retoques fotográficos, pueden hacer que los usuarios sientan que nunca son ‘suficientes'». Esta presión por alcanzar ideales inalcanzables puede fomentar la insatisfacción corporal; un estudio realizado por Body Image encontró que el 70% de las mujeres jóvenes se sienten insatisfechas con su cuerpo después de ver imágenes en redes sociales.
Para aquellos que se sienten abrumados por la presión de las redes sociales, Lacruz Gascón ofrece varios consejos prácticos. Recomienda desconectar regularmente y establecer límites de tiempo en las plataformas para reducir la exposición constante. También destaca tener consciencia crítica sobre el contenido consumido, reconociendo que muchas publicaciones son cuidadosamente seleccionadas y editadas. Seguir cuentas que promuevan autenticidad, diversidad corporal y bienestar mental puede ser un buen refugio. Practicar la autocompasión es fundamental; entender que la perfección no es realista ni necesaria ayuda a cultivar una autoimagen positiva. Finalmente, sugiere evitar comparaciones constantes y centrarse en el propio crecimiento personal.
El perfeccionismo alimentado por las redes sociales representa un desafío significativo para la salud mental de los jóvenes. Es crucial fomentar un uso consciente y saludable de estas plataformas, así como promover un entorno digital donde se valore la autenticidad sobre la perfección. A través de medidas proactivas y una mayor educación sobre estos temas, es posible mitigar los efectos negativos del perfeccionismo y construir una comunidad más solidaria y comprensiva.