Por: Javier Krawicki Co-Founder de Nawaiam
Esta semana tiene lugar el Día Internacional de los Recursos Humanos, y como profesional experto en gamificar esta área, propongo que reflexionemos sobre las habilidades de las personas que evolucionan con las innovaciones de nuestro sector.
Desde hace ya unos años, cuando hablamos de habilidades las dividimos en soft (blandas) y hard (duras). Estas nuevas competencias hacen referencia a las conductas o comportamientos como la comunicación, el estilo de liderazgo, el trabajo en equipo, etc; y a la parte más técnica del perfil de una persona en su trabajo, como por ejemplo al dominio en el lenguaje de programación.
Cuando hablamos de las habilidades de una persona durante el paso de los años, los cambios en innovación y tecnología, cada vez más frecuentes, nos llevan a preguntarnos: ¿cuánto tiempo nos servirán las habilidades técnicas que tenemos sobre una cierta área o disciplina? Está claro que nada se pierde, todo se transforma con el paso del tiempo. No sabemos si serán dos, quince o treinta años, pero si no evolucionamos con nuestras hard skills, probablemente en algún momento quedemos fuera del mercado laboral. Es la ley de adaptarse, o morir.
Según la OCDE, más de mil millones de puestos de trabajo serán transformados por la tecnología en la próxima década. Otro dato muy interesante es que un tercio de nuestras competencias quedarían obsoletas cada tres años, por lo que es necesario construir modelos que nos permitan actualizarnos permanentemente.
¿Tiene sentido unificar las habilidades blandas y duras y llamarlas human skills?
Lo que está claro es que la habilidad estrella es el aprendizaje, es decir, la capacidad para aprender. Si bien esto no es para nada nuevo, lo que cambia, en mi opinión, es la importancia que le dan las organizaciones al momento de evaluar un talento.
Por ejemplo, en diversas entrevistas de trabajo, el selector pregunta mucho sobre si hace deporte en equipo, o diferentes situaciones personales para entender si la persona tiene capacidad de planificación o estilo de liderazgo. Sin embargo, están surgiendo nuevas preguntas para entender mejor el aspecto personal, mucho más relacionadas con la capacidad de aprender y la curiosidad. Es interesante saber hoy cómo distribuye las energías una persona durante su día y poder entender qué capacidad, activamente y por decisión propia, aprende constantemente, disciplinas nuevas, o si prefiere quedarse estáticamente con sus conocimientos actuales.
Está claro que la pandemia transformó las dinámicas de trabajo en las empresas, que aspiran a desarrollar un modelo de presente y futuro apoyado en la flexibilidad y la tecnología. Por eso, es necesario tener capacidad de aprender de determinadas competencias y adaptarse a la digitalización del presente y del futuro.
Ya estamos viviendo que lo verdaderamente híbrido no solo será el tema del teletrabajo, sino la dualidad entre coexistir en una parte física y otra virtual, donde nuestra vida laboral y personal jugará en estos dos mundos. El metaverso, es una de las tecnologías que permitirán convivir en estos dos mundos en simultáneo.
En resumen, debemos ser curiosos, aprender y desarrollar las nuevas habilidades y competencias digitales. Independientemente de la buena voluntad y autonomía por parte de la persona de elevar su nivel de conciencia y evolucionar con estos cambios, las organizaciones deben ayudar a sus colaboradores a formarse en habilidades digitales que permitan entender el metaverso, la blockchain o el mundo de las criptos, en definitiva, interiorizar las innovaciones tecnológicas.
Para los captadores de talento, los apasionados de poner a las personas en el centro y a adaptar las nuevas metodologías tecnológicas a los procesos de reclutamiento.