Hablar del Internet de las Cosas se ha vuelto muy común, son distintas y muy variadas las fuentes que ofrecen toda clase de información referente al tema que, en muchas ocasiones, las personas consideran que es un asunto que compete exclusivamente a las empresas involucradas en la fabricación de dispositivos y softwares que interconectan todas las cosas.
Por tanto, es frecuente que las personas dejen en manos de otros las decisiones sobre el tipo de seguridad y el nivel de la misma de todo lo que ellos tienen en sus manos, en sus casas, oficinas y en los lugares que almacenan información bancaria, personal o de salud de los individuos.
Sin embargo, este es uno de los mayores problemas que enfrentan las personas. Hay quienes piensan que las autoridades podrían intervenir ante un conflicto de robo de datos o mal uso de sus dispositivos desde una posición remota con el objetivo de generar daños a terceros. Nada más equivocado. En la actualidad, la mayor parte de los gobiernos va detrás de los adelantos tecnológicos y el entendimiento sobre el alcance que tienen, por lo que las legislaturas están muy atrasadas y desconocen en muchas ocasiones cómo proteger a los ciudadanos.
De hecho, gobiernos e institutos se ven constantemente amenazados en su seguridad, misma que alberga datos sensibles sobre sus operaciones y todo lo que tiene que ver con información que debe ser considerada como privada de los ciudadanos y simplemente están a merced de lo que los delincuentes cibernéticos tienen como objetivo.
Por lo anterior y muchas otras razones más, es importante concientizar a las personas que los primeros responsables de mantener segura toda la información personal, de la familia y las empresas públicas y privadas, son precisamente los individuos.
Existen datos que permiten asegurar que los dispositivos que actualmente inundan el mundo y que están en poder de millones de seres humanos, carecen de toda la seguridad necesaria y que en cualquier momento pueden ser susceptibles de un robo de información, o de operar ciertos procesos en favor de actividades delictivas sin que esto sea sospechado por el propietario de dichos dispositivos.
Por ejemplo, existen ciertos dispositivos con capacidad limitada ya sea porque han sido fabricados con el objetivo de ofrecer precios bajos o simplemente para dar prioridad de almacenaje a las funciones del aparato. Así mismo, se contempla la falta de experiencia o conocimiento del usuario. Ya hemos tocado ese tema al principio de este artículo. Además, los ciberdelincuentes avanzan cada vez a mayor velocidad, perfeccionando sus ataques y amenazas, provocando que dispositivos viejos o no actualizados sean objetivos relativamente sencillos de alcanzar.
Otra cosa muy importante es la falta de claridad en las políticas de privacidad de millones de sitios de internet a los que se accede diariamente. La mayoría de las ocasiones los usuarios no se toman el tiempo para conocer exactamente cuáles serían los datos que las empresas están advirtiendo que usarán, así como las funciones en los dispositivos a las que podrán acceder (archivos de fotos y video, bloc de notas, contraseñas, etc.).
Debido a esto, son cada vez más frecuentes las opiniones en favor del uso de programas para ocultar la dirección IP. Estos programas son relativamente económicos y se encuentran fácilmente en internet. De esta forma, muchas, sino es que la mayoría de las amenazas de intromisiones a los sistemas y, por ende, a la vida de las personas se pueden prevenir.
El tema da para más, pero por el momento estos sistemas son la mejor solución para cuidar todo el entorno de interconexión de los dispositivos existentes en el Internet de las Cosas.