A medida que continúan las noticias relacionadas a las jornadas de vacunación del COVID-19 alrededor del mundo, las personas comienzan a ganar esperanzas de que los días de encierro, el distanciamiento social y el uso permanente de tapabocas, quedarán lentamente en el pasado. Sin embargo, el optimismo de la efectividad de las vacunas es desafiado por la extrema importancia y sensibilidad que tiene el adecuado manejo de la cadena de frio para mantener las temperaturas que requieren los viales ya sean de ultracongelación, congelación o refrigeración.
Son precisamente estos retos de distribución de las vacunas los que se han convertido en el tema de discusión tanto en el ámbito público como en la empresa privada a nivel internacional.
Es lógico que la vacuna debe ser distribuida masivamente lo más rápido posible sin romper la cadena de frio. Todos los involucrados en el proceso, tanto fabricantes como distribuidores, funcionarios de gobierno, profesionales de la salud, administradores de las vacunas y personas que decidan vacunarse, deben estar completamente seguros de que los viales se han mantenido en las temperaturas necesarias – desde la primera hasta última milla – para garantizar la seguridad en su aplicación.
Aunque las variaciones de temperatura durante la distribución de la vacuna pueden ser algo común, lo crítico es saber si se presentaron o no. Una dosis que se haya comprometido por su exposición al calor, puede ser un riesgo.
Para evitarlo es necesario que los viales de vacunas sean identificados con sensores de control de temperatura a nivel de unidad, con el fin de monitorear si cada una de las muestras ha sido correctamente manipulada o está comprometida y debe ser desechada. Además, mantener una identificación a nivel de lote o caja, que permita determinar si se mantuvieron las condiciones necesarias para la efectividad de la vacuna.
Los identificadores desarrollados para monitorear todos los procesos de las cadenas de frio no son una novedad, pues han sido utilizados a lo largo de la historia en el sector salud para la trazabilidad de vacunas, medicamentos y otros que exigen condiciones específicas de temperatura. Sin embargo, nunca se habían convertido en un punto tan importante de estudiar y tener en cuenta para lograr el exitoso fin de una pandemia.
Una de las tecnologías más eficaces, conocida como data loggers, se basa en sensores electrónicos que envían la información de temperatura a una plataforma de recolección y análisis de datos. Si la vacuna no se ha mantenido a la temperatura adecuada o ha sido vulnerada, el identificador será el mejor método de alerta para determinar si es o no responsable su uso. Aunque existen diferentes tipos de sensores, Daniel Vargas, Gerente de Suministros para América Latina de Zebra Technologies, aclaró tres características importantes para aumentar al máximo la seguridad y eficiencia de la cadena de suministro.
“Para mayor seguridad es importante identificar las vacunas con sensores bluetooth, los cuales permiten el acceso a la información sin necesidad de abrir los contenedores para conectar una USB, afectando posiblemente la estabilidad de las vacunas, además de consumir tiempo y generar posibles errores humanos. Igualmente, para mayor eficiencia, la plataforma de administración de datos debe poder brindar la información en tiempo real y en la nube, sin que el usuario tenga que descargar reportes de Excel o PDF. Por último, la aplicación de datos debe poder ser personalizada según las necesidades del producto transportado”, comentó.
Si los administradores de las vacunas tienen alguna duda sobre las condiciones en que fueron almacenadas o transportadas, lo responsable sería no utilizarlas. Sin embargo, esto genera un problema adicional de desperdicios que se traduce tanto en pérdidas financieras como en la duplicación de tiempo y esfuerzos.
Controlar al máximo la cadena de frio va a ayudar a superar más de un desafío y lo más importante, va a ser determinante para el fin de la pandemia, disminuyendo los números de afectados y/o pérdidas humanas.