Pesca deportiva en la Amazonía brasileña: una combinación de deporte y sustentabilidad

Tucunarés y pirarucús son algunas de las especies de peces que abundan en el Rio Negro, el más caudaloso de todos los afluentes del río Amazonas, el más largo por su margen izquierda y también el mayor río de aguas negras del mundo.

En los municipios que bordean el Rio Negro, se ha consolidado un circuito de pesca deportiva que atrae a turistas locales e internacionales por la calidad de sus piezas. Las localidades de Barcelos y Santa Isabel do Rio Negro (a 400 km y 631 km de Manaos, respectivamente), son los principales destinos de la práctica en la región, y la mejor temporada va de septiembre a marzo.

Las expediciones de pesca deportiva en el Río Negro se llevan a cabo en barcos tipo crucero (con una estructura más sencilla que la de los grandes buques, obviamente), posadas y campamentos. En 2022, tras dos años consecutivos de restricciones a las actividades turísticas, los artífices de la actividad de pesca deportiva amazónica esperan recuperar los niveles de ocupación que tenían hasta 2019.

Los tours de pesca en Amazonas suelen ser contratados en paquetes que se diseñan al ritmo del contratante, ya que al ser un lugar de naturaleza agreste no es fácil movilizarse de forma autónoma. Los precios por paquetes de una semana oscilan entre 900 y 4.000 dólares, según la sofisticación del servicio requerido, e incluyen pensión completa, bebidas, gasolina, guía y lanchas a motor que se adentran en las aguas de pesca. Así los viajeros sólo tienen que ocuparse de pescar, fotografiar y liberar sus “trofeos” de vuelta en el agua, una de las exigencias de esta disciplina que armoniza ecoturismo, práctica deportiva y sustentabilidad.

Un día de actividad en la región de Río Negro comienza muy temprano. A las 5:30 de la mañana, el desayuno está en la mesa con pan, tortas, tapioca (una crepe de yuca típica de la región) y jugis de frutas amazónicas como graviola, taperebá y cupuaçu. Los pescadores salen en parejas en lanchas provistas de bebidas y aperitivos, y se dirigen a los lugares de pesca. Alrededor del mediodía hacen una parada para comer, en una de las playas del río o volviendo al lugar de alojamiento, y luego la pesca se retoma hasta las seis de la tarde. Por las noches hay descanso, pero también confraternizaciones y fogatas para contemplar el atardecer en la orilla del río.

Varios de los tours ofrecen el beneficio adicional de conocer zonas remotas y prácticamente vírgenes del Amazonas, que sólo son accesibles para los baqueanos del lugar, y donde es fácil el avistaje de caimanes (jacarés), bandadas de guacamayos, tucanes, loros y, si hay suerte, jaguares.

Cómo llegar: Los tours de pesca en Río Negro son exclusivos y por eso ameritan reservas tempranas, de entre seis y doce meses de antelación. El centro de operaciones es Manaos, capital del estado de Amazonas, ubicada al norte de Brasil; allí los viajeros deben tomar aviones charter que los trasladan hasta el corazón de la Amazonía para comenzar la aventura. Desde Bogotá hay vuelos diarios a Manaos con escala en São Paulo.

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