Tecnología y lugares de trabajo seguros en América Latina

Las industrias latinoamericanas, en particular, además de los incidentes laborales, enfrentan continuos desafíos de seguridad y el impacto de los desastres naturales. Anticipar todos estos escenarios no es una tarea fácil para las organizaciones que no pueden detenerse, por lo que han comenzado a priorizar herramientas para proteger a sus trabajadores, no solo por cumplimiento normativo, sino como algo esencial para proteger su capital humano.

“Muchas empresas en industrias como el comercio minorista, el transporte, la logística y el turismo, y especialmente en industrias críticas como la minería, el petróleo y los servicios públicos, se está adoptando un nuevo enfoque y un cambio cultural en donde la seguridad de los trabajadores está intrínsecamente relacionada con la estrategia empresarial, y la tecnología juega un papel clave para garantizar esa continuidad y la tan necesaria competitividad”, aseguró Julián Medina, experto en seguridad privada de Motorola Solutions.

Como contexto, la industria manufacturera contribuye con una porción significativa al producto interno bruto regional y emplea a una parte considerable de la población activa, contribuyendo al desarrollo económico regional. Sin embargo, los riesgos laborales siguen siendo un desafío importante.

Industrias como la construcción, la agricultura, la minería y las actividades de extracción de recursos naturales, la industria energética y la pesca se encuentran entre los sectores con las tasas más altas de accidentes laborales. Particularmente en la minería, los indicadores de mortalidad corresponden a 6.9 muertes por cada 100,000 trabajadores[1].

Algunos países latinoamericanos ya han reducido significativamente sus tasas de accidentes con la ayuda de tecnología de seguridad. Según el Consejo Colombiano de Seguridad, en Colombia, por ejemplo, con una tasa de 1,84 muertes por cada 100.000 trabajadores, el país registra su cifra más baja en siete años en el mismo periodo. En total, se presentaron 190 fallecimientos de trabajadores con una reducción del 14% frente al mismo periodo de análisis de 2023, un comportamiento que, además, se viene registrando en los últimos tres años.

Para continuar este camino en donde las personas y los lugares de trabajo son el centro de las actividades económicas, la innovación tecnológica debe continuar con un enfoque en la seguridad, la ergonomía y la prevención. La tecnología puede ayudarnos a detectar que se cumplen los estándares y a dar advertencias en tiempo real cuando alguien o algo se desvía de lo que es normal y establecido para la seguridad en el lugar de trabajo.

“Desde comunicaciones claras entre dispositivos en lugares críticos, wearables con capacidades de IoT industrial, dispositivos de video móviles para asistencia remota y evidencia, accesorios ergonómicos para facilitar el movimiento y la agilidad en los servicios, sensores de emergencia para detectar incendios, control de acceso con biometría, drones y robots para realizar tareas de alto riesgo; estas tecnologías ayudan a proteger a los trabajadores y al mismo tiempo permiten a las empresas tomar mejores decisiones y respuestas efectivas en situaciones de emergencia para evitar la escalada de riesgos aún mayores que sean una amenaza para su permanencia”, agregó Medina.  

¿Inversión o gasto en seguridad? Un cambio de mentalidad.

La adopción de tecnologías avanzadas que apoyan a los trabajadores en sus tareas, junto con la evaluación constante de los riesgos y la promoción de una cultura de seguridad, es clave para mejorar la protección de los trabajadores y la continuidad operativa de las empresas e industrias en América Latina.

Sin duda, todavía existen importantes barreras como la brecha digital, el empleo informal e incluso la falta de conciencia sobre la importancia de un entorno de trabajo seguro o la resistencia al cambio. Sin embargo, las inversiones en un entorno de trabajo seguro han demostrado que no solo protegen vidas, sino que mejoran la calidad de vida laboral, reducen el absentismo, fomentan un mayor compromiso con la empresa y optimizan la productividad y la sostenibilidad de la industria en la región.


[1] Organización Internacional del Trabajo