Nuestro hogar está estrechamente relacionado con el sentido de seguridad, confort, familia. Sin embargo, nunca como ahora, cuando la pandemia nos ha mantenido en casa durante meses, habíamos tenido la oportunidad de reflexionar sobre ese espacio en el que suelen suceder algunas de las cosas más importantes de nuestra vida. Hemos aprendido a apreciar áreas que tal vez antes estaban subutilizadas, a disfrutar otras mucho más y hasta hemos hecho algunos cambios.
¿Cómo será la vivienda post pandemia? Pareciera que después de lo vivido nada será igual. Y esto incluye nuestra casa. “Es interesante ver cómo en este tiempo las personas se han motivado a tomar medidas para mejorar la calidad del aire que respiran en el interior de su hogar y a priorizar el bienestar. Han aprendido a aprovechar, por ejemplo, la luz al máximo, a ventilar, a sacarle el máximo provecho a sus aires acondicionados o a apostar por purificadores capaces de cuidar la salud de la familia”, asegura Daikin, experto en climatización.
Según los entendidos, en los “nuevos” hogares se usarán menos productos contaminantes, dispondrán de más espacio abiertos como balcones, terrazas o patios y se les sacará más provecho a las características purificadoras de algunas plantas. Fuera, la bicicleta crecerá en importancia como medio de transporte.
Los edificios que están por venir
Para muchos, superada la pandemia, volveremos a tipologías de viviendas que recuerdan a las que ya se construían a inicios del siglo XX, en las que se potenciaba la salubridad mediante la generación de espacios amplios que mejoraban los criterios de ventilación e iluminación.
El arquitecto español Vicente Guallart ha ganado un concurso internacional con un proyecto que define un nuevo estándar para los edificios de viviendas en la era post-COVID. El proyecto, bajo el título ‘La ciudad autosuficiente’, concreta en cuatro manzanas un modelo urbano, donde las personas pueden vivir, trabajar y descansar en el entorno de su vivienda, y en época de crisis sanitaria, energética o alimentaria poder dar una respuesta adecuada desde el entorno de la vivienda, mediante confinamientos de diversos grados.
“No podemos seguir diseñando ciudades y edificios como si nada hubiera pasado”, afirma Guallart. “Las primeras viviendas post-COVID-19 serán edificios autosuficientes que generarán su propia comida, energía y objetos y tendrán espacios para teletrabajar, laboratorios e impresoras 3D listas para fabricar mascarillas y otros utensilios sanitarios”.
La necesidad de mejorar la calidad del aire interior, de tener espacios abiertos y usar todas las herramientas tecnológicas a nuestro favor toman la delantera ya en nuevos proyectos que buscan aprender de lo sucedido.