Cuidado del agua: el compromiso empresarial de cara al futuro es ahora

Kimberly-Clark tiene como estándar corporativo comenzar la fabricación de papel, solamente si existe un proceso de reúso o reciclaje de agua en sus plantas.

La compañía decidió eliminar su consumo proveniente de fuentes subterráneas, sustituyéndola por agua tratada.

La carrera por cumplir la meta global de “Water for all by 2030” (Agua para todos en 2030) de la Organización de las Naciones Unidas, es una de las premisas más importantes para el Día Mundial del Agua 2020. En el marco de esta celebración, la invitación es a reflexionar sobre el uso que le dan las personas a este recurso, destacando las buenas prácticas para combatir la escasez y contaminación de este líquido salvavidas.

Según un programa especial de la entidad conocida como ONU-Agua, actualmente 2.200 millones de personas en todo el mundo carecen de acceso a agua potable. En Latinoamérica la cobertura de saneamiento está por debajo del 15%, lo que implica que 34 millones de personas no cuentan con este recurso a pesar de que la región posee un tercio del agua dulce del mundo. Por esto, la seguridad hídrica se ha convertido en un factor fundamental para la operación y reputación de empresas en diversas industrias.

Hoy las compañías son responsables no solo de hacer un llamado a sus colaboradores para contribuir al cambio, sino de tomar medidas específicas y constantes dentro de su organización para abordar este problema; así fortalecen su vínculo con la comunidad y garantizan el bienestar de las generaciones futuras a través de prácticas amigables con el medio ambiente.

Este es el caso de Kimberly-Clark, la compañía especialista en el desarrollo de productos para la salud, la higiene y el cuidado personal; que actualmente se encuentra en la búsqueda de la optimización de sus procesos a través de una cultura de mejora continua, con iniciativas tanto internas como externas, para la gestión del recurso hídrico mediante la reducción de su consumo.

La estrategia de esta operación surge de la preocupación de Kimberly-Clark frente al cambio climático y la importancia del agua en la situación actual que vive el mundo. “Hoy más que nunca nos unimos como compañía para mejorar nuestra infraestructura en pro del aprovechamiento del agua de manera responsable. Además de robustecer nuestra operación para evitar su desperdicio, estamos capacitando a todos nuestros colaboradores para reforzar el cuidado del recurso hídrico en los procesos de producción y en nuestras actividades personales diarias”, afirmó Gonzalo Uribe, vicepresidente de Kimberly-Clark para la región norte de Latinoamérica.

Medidas para reutilizar los recursos hídricos

La compañía comenzó a desarrollar esta propuesta ambiental en el año 2015 en Latinoamérica, en la planta Sitio del Niño, ubicada en El Salvador. Allí, se establecieron las metas que se deben cumplir para alinearse a la estrategia mundial con una sola visión: trabajar en conjunto para gestionar el agua con eficiencia, combatir el cambio climático y proteger a las comunidades donde opera.

Desde entonces, Kimberly-Clark tiene como estándar corporativo comenzar la fabricación de papel, solamente si existe un proceso de reúso o reciclaje de agua. La compañía decidió eliminar su consumo proveniente de fuentes subterráneas, sustituyéndola por agua tratada de fuentes como ríos y lagunas, para asegurar la disponibilidad del mejor recurso para las comunidades aledañas.

Iniciativas empresariales para cuidar el agua

En 2018, Kimberly-Clark, en asociación con Deltares -un instituto independiente de investigación aplicada para mejorar el impacto ambiental y social de las cuencas fluviales- lanzó como parte de su programa de gestión global de riesgos del agua WaterLoup.

Este instrumento interactivo en línea tiene como objetivo vigilar las fuentes locales de agua potable y las tendencias de consumo para generar conocimiento y mitigar los riesgos. La herramienta hace un seguimiento de los datos sobre los factores sociales, económicos y climáticos que afectan la disponibilidad de agua en las cuencas hidrográficas. De esta manera, los usuarios pueden evaluar los riesgos hídricos de toda una cuenca hidrográfica, en un horizonte temporal de 30 años.

Deltares desarrolló uno de los paneles en Colombia a partir de un estudio de las cuencas del Valle de Aburrá y Cauca en el país, donde Kimberly-Clark opera sus plantas. “La compañía está empleando la lupa de agua para involucrar a funcionarios del gobierno, agricultores y otras industrias en discusiones sobre el uso local del agua y las vulnerabilidades ahora y en el futuro”, dijo Juan Felipe Isaza, gerente general de Kimberly-Clark de Colombia y Ecuador.

Huella hídrica: un desafío para todos

Cada persona, empresa, región o país, utiliza anualmente un volumen determinado por la suma del agua usada desde la producción, manufactura, transporte y la comercialización de un bien o servicio; así como el agua destinada para disolver sus contaminantes. De acuerdo con Water Footprint Network, una plataforma desarrollada por el Instituto para la Educación relativa al Agua (UNESCO-IHE); la fabricación de algunos productos de uso diario tiene grandes impactos en este recurso.  Por ejemplo, un par de jeans tienen una huella de 8.000 litros de agua y una taza de café una huella de 140 litros de agua, es decir, este es el recurso hídrico que no se ve pero es utilizado para su elaboración.

Pueden parecer cifras exageradas para productos tan pequeños, pero la realidad es que durante la producción industrial el impacto es mucho mayor. Por esta razón, el compromiso de las empresas con el cuidado del medio ambiente es fundamental para evitar un desperdicio desmesurado de este bien esencial. “En Kimberly-Clark trabajamos diariamente para reducir esta huella a través de la disminución del consumo de agua de pozo (subterráneas) y de esta manera, optimizar los indicadores de metro cúbico por tonelada. Queremos que los consumidores sepan que nos comprometemos con el futuro de Colombia y de nuestro planeta”, afirmó Uribe.