El Arquitecto Empresarial y su protagonismo en la Transformación Digital de los negocios

En el ámbito empresarial, día a día se hace más indispensable que los procesos al interior de las distintas áreas de negocios estén acompañados de herramientas tecnológicas y que estas operen entre sí alineadas a unos objetivos en común. Ya no se trata únicamente de hacer más competitiva la operación y de andar un paso delante de la competencia… es cuestión de supervivencia.

Sin embargo, la sola implementación tecnológica puede traer más inconvenientes que soluciones. Si bien, la tecnología se ha instalado de una u otra forma en todas las compañías, puede resultar extremadamente difícil hacer que distintos modelos tecnológicos coexistan y se acoplen a la operación que se está llevando a cabo, sin afectarla o crear baches operativos que impacten la productividad.

Para Rodrigo García, CEO de One Click, “En este punto toma gran relevancia la Arquitectura Empresarial. Su tarea se puede entender como la de un director de orquesta, el cual tiene conocimiento y experticia en las distintas áreas de trabajo, pero requiere que todo el equipo en conjunto responda de manera individual ante los lineamientos, procesos y diseños que plantee”. Es decir que, el arquitecto sea quien diseñe la hoja de ruta, los distintos equipos deben caminar en el mismo sentido, adecuando sus actividades a los nuevos planteamientos, ya que son ellos quienes conocen realmente los pormenores de la operación y sobre todo el comportamiento y necesidades de sus clientes.

Por lo tanto, en manos del arquitecto empresarial está la responsabilidad de dotar de sincronía toda la operación, logrando que los procesos funcionen correctamente, pero es en manos de los equipos de trabajo que está la posibilidad de hacer que los cambios se den, y sean efectivos.

Enfoque de la AE en los proyectos

Una labor exitosa de Arquitectura empresarial debe estar encaminada hacia los equipos de trabajo, en las tecnologías que pueden implementarse y en entender el comportamiento actual y futuro del negocio; todo sin dejar de lado los clientes, quienes finalmente son el centro de la operación.

Debido a esto, la tarea de un arquitecto no finaliza en el momento de implementar su desarrollo; se hace necesario que existan pausas dentro de los procesos de trabajo a través de las cuales se evalúe su efectividad, se reciba retroalimentación por parte de los equipos y se planteen estrategias para las distintas problemáticas identificadas. Es muy importante que, durante toda la ejecución, los equipos de trabajo formulen preguntas que cuestionen los procesos actuales, de cara a sus puestos de trabajo y sus actividades específicas.

De esa manera y mediante una construcción colaborativa de los procesos, que la hoja de ruta planteada puede ser realmente efectiva para la empresa, haciendo la operación más ágil, conectada y preparada para los cambios futuros.