Piratería y falsificación en la Era Digital

Por: Ruth Almaraz, colaboradora de OBS Business School

En el día mundial de la propiedad intelectual que se conmemora el 26 de abril, desde OBS Business School comentaremos las últimas tendencias en piratería y falsificación a través del comercio electrónico.

Aunque los términos de piratería y falsificación se suelen usar como sinónimos, estos tienen un significado distinto. La falsificación significa que el producto o el servicio imita al verdadero, pero no es una copia exacta, solo lo imita. En cambio, la piratería es la reproducción y distribución de copias creadas o modificadas de obras, productos o servicios originales protegidos por los derechos de la propiedad industrial o intelectual, sin consentimiento ni autorización del titular de los derechos. Un ejemplo clásico es una película original pirateada a la que se puede acceder a través de internet en una página web no autorizada por los distribuidores oficiales. Otro ejemplo es un libro pirata que genera pérdidas para el autor, la editorial, el comerciante, el traductor y todos los involucrados en el proceso. Además, el lector también puede perjudicarse debido a esta práctica, por el hecho de que la piratería no suministra copias fiables. El impacto afecta a grandes empresas, a pequeños productores de contenido y a los que trabajan en la producción, divulgación y distribución del material.

La piratería a través de internet en relación con los derechos de autor es un problema grave para los derechos de sus titulares y para la sociedad en su conjunto. Priva a los artistas y creadores de remuneración por su trabajo, y a la larga puede reducir la gama de opciones disponibles para los consumidores. La piratería digital ha aumentado durante los últimos años, siendo la televisión y el streaming el tipo más frecuente de contenido pirateado. El acceso a ofertas legales tiende a disminuir la piratería, y esta es la estrategia que están siguiendo las grandes plataformas digitales.

En el mundo digital, cada vez más nos encontramos con productos falsificados, es decir, productos y servicios que se hacen pasar por auténticos, que podemos encontrar en el comercio electrónico y cuya compra se realiza en línea sin que ningún consumidor pueda distinguir su procedencia. Los sitios web de procedencia no están autorizados por el titular, y ello incluso aunque los productos pudieran ser originales, bien sea que provengan de partidas defectuosas desechadas por el fabricante, o bien que hayan sido obtenidos de manera ilícita.

En el mundo físico, se pueden encontrar todo tipo de productos falsos de imitación, no autorizados, puestos a la venta bajo un signo distintivo o marca comercial registrada. Según los últimos estudios de 2021 (publicados en 2022) de la OCDE y la EUIPO (Oficina Europea para la protección de la propiedad Intelectual), los productos falsificados y pirateados tienden a enviarse por todos los medios de transporte. En términos de la cantidad de incautaciones, los paquetes pequeños, en particular a través de los servicios postales, son los más comunes, lo que plantea un desafío importante.

La pandemia de COVID-19 ha afectado el comercio de productos falsificados. Durante el confinamiento, los consumidores recurrieron a los mercados electrónicos para satisfacer sus necesidades, lo que impulsó un crecimiento significativo en la oferta en línea de una amplia gama de falsificaciones. El fuerte aumento de las falsificaciones no solo afectó a los medicamentos y los equipos de protección individual, sino a muchos otros bienes, como relojes, bienes de consumo y productos de la industria de la ingeniería mecánica, de la eléctrica, y de la metalurgia. La pandemia de la COVID-19 ha supuesto una oportunidad para el desarrollo de redes de tráfico de mercancías falsificadas. Este desarrollo se ha puesto de manifiesto sobre todo en artículos de ropa y accesorios, pero también en productos de tecnología a muy bajo precio, e incluso en la falsificación de etiquetas de vinos y productos alimenticios cuyo origen y calidad no corresponde ni con la marca ni con su etiquetado. Estos productos tampoco presentan garantías una vez son adquiridos por el consumidor.

En el último informe de valoración de infracción de propiedad intelectual publicado en febrero de 2022, realizado conjuntamente por EUROPOL y EUIPO, se hace constar la existencia de nuevas redes delictivas que organizan la distribución de mercancía falsificada dentro y fuera de la Unión Europea, incluyendo redes de blanqueo de capitales que usan criptomonedas, haciendo referencia a nombres de dominio falsos que configuran sitios web que, aunque pueden ser cancelados fácilmente una vez se conoce de su existencia y actividad delictiva, también se pueden abrir rápidamente bajo nuevos nombres, lo cual supone una lucha continuada contra la piratería y falsificación de propiedad intelectual sin cesar.

En nuestra opinión, se ha conseguido disminuir enormemente la compraventa de productos falsificados o pirateados en el mercado físico, lo cual ha supuesto un incremento natural del pirateo y la falsificación en el mundo digital. Sin embargo, dada cuenta del volumen de compras electrónicas existente en la actualidad, este aumento de falsificaciones ha sido menor de lo esperado gracias a las ofertas legales existentes en el comercio electrónico, siendo la tendencia actual en 2022 la disminución de las ofertas de productos falsificados y pirateados, por lo que el balance es positivo en cuanto a la estrategia de defensa de los derechos de propiedad industrial e intelectual a nivel mundial.