Prepararse para la educación online permanente

En el actual contexto, las universidades deben prepararse no solo para responder a emergencias, como la actual por el Covid-19, sino a planes permanentes y robustos de educación online, basados en una correcta planeación académica, una capacitación constante de profesores y alumnos, una plataforma tecnológica fiable y segura, además de una gran apertura mental al cambio de modelo educativo.

Por Mario Sánchez, director de Latinoamérica de D2L

La actual crisis por el coronavirus Covid-19 ha evidenciado en universidades y colegios de todo el mundo que la mayoría de estas instituciones no estaba preparada ni a nivel tecnológico, académico ni mucho menos mental para que algo así sucediera. Sin embargo, no será la última vez que una emergencia ocurra, ya sea por desastres naturales o crisis sociales o sanitarias.

Cada colegio y universidad ha reaccionado a esta situación como mejor ha podido. Unos mejor, otros peor. Algunos con más recursos, otros con menos, lo cual ha suscitado un gran debate en torno a los modelos educativos, y en especial, sobre los sistemas de educación a distancia. En este periodo, la gran lección para estas instituciones ha sido que aprender en remoto no es igual a aprender online.

Lo peor es que es muy probable que esta situación por Covid-19 se alargue, sobre todo porque se prevén nuevos brotes de la enfermedad, particularmente a finales de otoño e invierno, que es la temporada usual de la influenza. Hasta el momento se están llevando a cabo diversos ensayos a nivel mundial para crear una vacuna contra este nuevo virus, además de otras investigaciones en curso para desarrollar medicamentos, pero todavía nada en firme.

Si la pandemia de Covid-19 imposibilita que las universidades reanuden sus actividades presenciales en el campus en el otoño próximo, vendrán cambios profundos de los que pocos hablan. Como por ejemplo de lo que esto significaría para los estudiantes y sus familias así como para universidades y colegios.

Pronto veremos cambios profundos de los que nadie habla

Por ello, es necesario que se suscite un debate abierto, plural y honesto, con el fin de planear qué sucederá en el escenario de que no sea posible regresar a las actividades normales del campus en el siguiente ciclo escolar.

Empero, esta crisis de salud a nivel mundial por el Covid-19 ha obligado a universidades y colegios a diseñar planes emergentes para paliar la situación lo mejor posible. Buena parte de ello ha recaído en la planta docente y en diversas herramientas tecnológicas disponibles, muchas de uso gratuito, que no siempre son robustas o flexibles y, en definitiva, distan de ser la mejor opción.

Por ejemplo, diversas encuestas realizadas a estudiantes en Estados Unidos han arrojado un dato controvertido: buena parte del alumnado no está dispuesto a pagar su colegiatura usual de clases presenciales para tener educación online, por lo cual muchos se negarían a participar en un siguiente periodo académico solo en línea.

Muchos no están dispuestos a pagar lo mismo por clases solo online

Para el siguiente periodo escolar, los estudiantes sabrán con antelación si la educación que recibirán será en línea, con lo cual tendrán la alternativa de inscribirse, o bien, esperar a que la crisis de salud amaine. Y es evidente que muchos estudiantes optarán por quedarse fuera de la matrícula, al menos un trimestre, con lo cual evitarían gastar miles de dólares:

El portal The Cronicle of Higher Education, publicó el artículo 6 pasos para prepararse para un semestre de otoño en línea”, que señala: “Muchos optarán por quedarse fuera el término de otoño en lugar de gastar muchos miles de dólares para una experiencia académica de otoño centrada en mirar videos en una computadora portátil. La fracción de estudiantes que difieren sus estudios será particularmente alta entre los estudiantes de primer año entrantes, que elegirán seguir un año sabático en un número mucho mayor que en tiempos normales”.

En esta planificación académica y administrativa, las universidades y colegios deben considerar la inversión en la plataforma tecnológica que soportará su oferta académica, la cual debe ser no solo sólida y robusta, sino la mar de confiable, porque ahí convivirán profesores, alumnos y contenidos en el futuro próximo, además de que no solo servirá para calificar y administrar los cursos, sino para tener todos los recursos y tender mejores puentes. Las universidades deberían dirigir sus esfuerzos a poner en marcha un plan de estudios innovador y robusto hibrido y online que mitigue las dudas tanto de padres como de estudiantes.

A fortalecer la plataforma de educación online

Si se mantiene la enseñanza en línea para el resto del año, como muchos prevén, los colegios y universidades deben replantearse el modelo tradicional de cursos y fortalecer su plataforma de educación online. No les quedará de otra. El concepto clave es adaptación al cambio. Darwin diría: “Quien mejor se adapte a las nuevas necesidades académicas de esta época, serán las instituciones que no solo sobrevivirán a esta pandemia, sino que saldrán triunfantes”.

Para ello, cada institución deberá aprovechar los recursos de enseñanza con los que cuenta, hacerse de los que le hagan falta y hacer gala de toda la experiencia de su plana directiva y cuerpo docente. La idea es aprovechar las lecciones aprendidas, prever situaciones futuras, mejorar los sistemas de educación en línea y hacerse de las mejores herramientas que existen en el mercado para atender mejor a las comunidades académicas de cada institución educativa.

Para concluir, no hay que olvidar que la educación se refuerza gracias a la tecnología, además de que coadyuva a la formación adecuada para que las universidades personalicen sus cursos, los mejoren y experimenten con educación activa. Al final, el objetivo es estar preparados para cuando vuelva a ser necesario enseñar online, que seguramente será pronto. Sin duda, las universidades que estén preparadas con un plan robusto de educación potenciada por la tecnología, serán las que podrán diferenciarse del resto.