Tareas escolares: ¿Una rutina necesaria o innecesaria?

Muchos padres se preguntan a diario qué tan necesarias son las tareas escolares en la educación de sus hijos, ya que, en su mayoría, muchas de las actividades educativas transcurren en el colegio.

Las tareas buscan ser un apoyo en el aprendizaje, que le permite al niño construir experiencias que desarrollan y soportan las estructuras cognitivas; por lo tanto, no son esencialmente para obtener un logro académico, sino que también, cumplen con la función de incentivar los procesos de comunicación, reforzar el aprendizaje de los conocimientos enseñados en el aula, fortalecer la motricidad, estimular la creación de hábitos y fomentar la disciplina.

Los niños en la etapa de preescolar van conociendo y comprendiendo su entorno, y es ahí en donde comienzan a establecer sus rutinas diarias como: cepillarse los dientes, organizar los juguetes, saber que hay momentos para comer y otros para jugar, compartir en familia, dormir, alistar la maleta, hacer tareas, entre otros. Por este motivo, son ellos quienes deben elegir los espacios y los momentos para desarrollar cada actividad, generando así un sentido de la responsabilidad.

Así mismo, los padres de familia juegan un papel importante durante este proceso, ya que son los que adecúan los ambientes de estudio de sus hijos y ejercen un rol definitivo como acompañantes. Ellos, pueden participar de manera activa, generando planteamientos respecto a las acciones a tomar, por ejemplo: ¿qué elementos necesitamos?; también, con preguntas que orienten la ejecución: ¿por dónde empezamos?, ¿dónde vamos? O con cuestionamientos que evalúan lo logrado: ¿cómo nos quedó? De esta manera, gradualmente se va fomentando la autonomía y la independencia.

Para reforzar este tema, Dora Mikán, Coordinadora de Preescolar del Gimnasio Moderno, nos comparte cuáles son los momentos oportunos para la asignación de tareas y lo positivo de éstas; como también, la importancia del aprendizaje y del tiempo en familia.

Las tareas:

1. Generan disciplina, responsabilidad y, además, mantienen una rutina de trabajo, que se evidencia en la ejecución y el desarrollo individual de las habilidades cognitivas, es decir, lo aprendido en las aulas de clase.

2. Permiten crear y estrechar vínculos afectivos entre padres y hermanos. Por esta razón, los niños siempre deben estar acompañados durante este proceso, puesto que el compartir ideas y hacer las cosas en sociedad, no solo genera seguridad, sino también, los incentiva a trabajar en equipo.

3. Demuestran los procesos de aprendizaje de los niños, y el momento de desarrollo en el que cada uno de ellos se encuentra. Lo anterior, tiene como resultado que los padres conozcan de manera precisa, práctica y metódica, sobre el nivel académico de sus hijos.

4. Representan una actividad que demanda trabajo, por lo tanto, no se disfrutará o es considerada una carga adicional. Es desde este punto, en donde los colegios deben ser muy creativos y prácticos a la hora de asignarlas.

5. No deben interferir en la semana de receso (como lo dice su nombre es una pausa) y/o vacaciones, ya que estos espacios, son momentos y planes para construir en familia. El desarrollo de habilidades, la formación en valores, los hábitos y rutinas, deben fomentarse de otras maneras y no necesariamente desde la academia.