Real San Andrés: el club colombiano que se mudó a 1.000 km de su casa

Desarraigar a un club de su hogar histórico y de sus aficionados es visto como un pecado cardinal de este deporte y puede provocar una reacción violenta. El Real Santander, un equipo colombiano de segunda división en apuros y con sede en Floridablanca, se encontró con esta perspectiva al final de la temporada 2018 por motivos económicos y políticos.

Enfrentados con pocas opciones más que ir a otra parte, persiguieron una oferta intrigante desde la isla caribeña de San Andrés, que se encuentra mucho más cerca de Nicaragua que de Colombia. El deporte ha tenido poco que ver en esta turbulenta historia, y los 75.000 habitantes de las islas han favorecido históricamente las carreras de caballos, e incluso las peleas de gallos, por encima del fútbol. En NetBet.com pueden encontrar distintos sistemas de apuestas deportivas tanto de carreras de caballos, como de otros deportes. Asimismo, el sistema de NetBet Casino permite elegir entre muchos casinos online.

La decisión del club de dar el salto, inicialmente de forma temporal durante tres temporadas, no ha supuesto una gran sorpresa para la liga. Camilo Manrique, periodista colombiano y colaborador de Guardian, explica que muchos equipos de las ligas inferiores tienen que llevar una existencia transitoria en Colombia. «Los equipos que se mueven son inusuales aquí, pero sucede en la segunda división. Si un equipo se queda sin dinero, puede vender su lugar en la liga a otro equipo«. El propio Santander nació con la compra del local de Pumas de Canasare en 2006.

Aunque los cimientos del club siguen siendo los mismos, el equipo ha sido rebautizado para promover las nuevas ambiciones deportivas de las islas. Se han convertido en Real San Andrés, una silueta del archipiélago añadida a su cresta, y el escudo de armas local blasonado en su camisa. Se han quedado con sus camisas blancas y azules argentinas, que coinciden con la bandera de la isla, la salitre de San Andrés.

El Santander, eclipsado por su rival local, el Atlético de Bucaramanga, y con tan sólo una sorprendente racha de ascensos en la repesca de 2017, que se prolongará durante 12 años en la liga, nunca ha construido una base de aficionados para dejar atrás. «Si esto hubiera ocurrido con uno de los equipos más grandes de Colombia -Millonarios, América de Cali o Atlético Nacional-, las repercusiones habrían sido mucho mayores«, añade Manrique.

En cambio, mover 700 millas -la distancia de Londres a Barcelona- puede ofrecer nuevas oportunidades, e incluso estabilidad. «El equipo tendrá más dinero y posibilidades de ganar patrocinio en San Andrés, y hay una gran base de fans potenciales», dice Henrique. «Pueden echar raíces que no serían posibles en las grandes ciudades».

El club todavía tiene una base en Floridablanca, donde permanecerán las selecciones juveniles y femeninas, mientras que la masculina se desplaza a la isla para disputar los partidos «en casa». En el nuevo estadio, los jóvenes locales se han entrenado junto a sus nuevos héroes, pero el camino potencial para que los isleños representen a su nuevo equipo sigue siendo incierto. Por ahora, el interés local se ha visto exacerbado por la perspectiva de que los clubes más grandes de Colombia visiten esta base futbolística.

Los resultados en el césped sintético del Erwin O’Neill podrían decidir en última instancia si este audaz movimiento puede ser un éxito. El Santander fue el último de la segunda división de la temporada pasada; sin embargo, los temores de que el equipo no pudiera competir han resultado infundados. El Real San Andrés sólo ha ganado uno de sus primeros 10 partidos de liga, pero ha conseguido cinco empates, incluidos los cuatro que ha disputado en la isla.